694. OuLiPo y los sonidos potenciales (Libros Canónicos 45)

Por Sergio Monsalvo C.

La interpretación en vivo y la autenticidad en el rock han sido temas ampliamente investigados en los estudios de música popular, culturales y de interpretación, sin embargo, las prácticas particulares que constituyen la vivacidad en el rock se han tratado sin una especificidad histórica rigurosa, lamentablemente.

Utilizando el concepto de «construcción sonora» tal como se ha desarrollado dentro de la investigación sobre la música, como herramienta para documentar –con método histórico– las prácticas tecnológicas y culturales de la grabación de sonido, esta emisión examina, muy someramente, la construcción de dicha imaginería a través de algunas obras producidas a través de prácticas de grabación de álbumes en vivo, por grupos como los estadounidenses Sun O))), Tortoise y el japonés Mono, que practican o practicaron en escena las ideas del grupo cultural OuLiPo, con un estilo experimental “potencial” que define en mucho la actividad del llamado post-rock actual.

Un estilo de música minimalista, básicamente instrumental y donde la voz es un elemento sonoro más, que se caracteriza por el uso de sonidos, notas sostenidas o repetidas en el tiempo. A este tipo de sonido se le denomina drone. En él, suelen ser habituales las composiciones largas prácticamente desprovistas de variaciones armónicas durante toda la pieza, que se va construyendo in situ, a diferencia de grupos del mainstream que se dedican a repetir como fotocopia lo que grabaron en el estudio sin cambio alguno.

Para hablar del concepto utilizado por estas bandas, cuyos miembros han emergido de conservatorios, academias y escuelas experimentales, hay que subrayar que se trata de gente con estudios culturales diversos, literarios, arquitectónicos, pictóricos, etcétera., y que en sus presentaciones aplican tales ideas para desarrollar su obra (construir castillos góticos, de cristal o epopéyicos). En este caso está la influencia del movimiento OuLiPo, cuya historia es fascinante.

Hace un poco más de sesenta años, en un restaurante parisino, se reunió un grupo de escritores y matemáticos por iniciativa del teórico del ajedrez François Le Lionnais, para debatir la fundación de un «Seminario para literatura experimental».

Con la nominación Ouvroir de Littérature Potentielle (Taller de Literatura Potencial) o simplemente OuLiPo (por sus siglas en francés), se constituyó pronto en una comunidad de trabajo muy dinámica, cuyo objetivo era el de elaborar en forma enciclopédica el mayor número posible de recursos literarios sustraídos al azar, tal como habían sido trasmitidos desde la antigüedad griega y romana, la Edad Media latina, el barroco alemán y el romanticismo europeo, además de ensayarlos de manera práctica con base en el material lingüístico contemporáneo.

A partir de ello, debían desarrollarse nuevas técnicas para la producción de textos –tomando en cuenta el método de pensamiento matemático, la teoría de juegos y la de los símbolos–, así como formas de lectura para su manejo adecuado.

Los textos oulipoístas no poseen contenido ni significado; no tienen el carácter de un signo sino de una cosa; no comunican un mensaje sino forman el medio para mensajes potenciales que el lector, al contrario de la usanza acostumbrada, no tiene que interpretar sino aportar a su vez al respectivo contexto.

Es decir, que sólo la lectura creativa produce el significado, «liberado» a su vez de las intenciones del autor, radicalizando así el concepto del realismo al no adjudicarle «realidad» al mundo sino a la literatura, al concebir como «realista» no el arte del autor sino el trabajo del lector.

Los integrantes de OuLiPo comparten con Lautrémont la convicción de que la literatura no puede ser asunto del individuo, sino debe ser «hecha por todos»; y con Maurice Blanchot que «el poeta no puede adjudicarse lo que escribe, puesto que lo que escribe, aunque lo haga bajo su propio nombre, a fin de cuentas, carece de nombre».

Después de años de trabajo teórico y práctico que se expresó por medio de publicaciones individuales como Cien billones de poemas (1961/1982) de Raymond Queneau, 41 sonnets irrationnels (1965) de Jacques Bens, Zinga huit (1967) de Jacques Duchateau y E de Jacques Roubaud, el colectivo OuLiPo (entretanto engrosado con nuevos miembros como Georges Perec, Harry Mathews e Italo Calvino, por mencionar a algunos) publicó en 1973 una amplia recopilación y obra de referencia sobre la «literatura potencial».

Se reunieron las experiencias y los logros del grupo dentro de un amplio contexto, permitiendo así su estudio, citas y uso (La littérature potentielle  Créations/Récréations/Récréations).

Al año siguiente salió el primer número de la revista Bibliothèque Oulipienne que se ha publicado irregularmente desde entonces; y también desde 1981 está disponible el Atlas de la littérature potentielle, el cual incluye, además de varios estudios de Queneau y sobre él, una selección de textos «sintoulipoístas» de diversos autores, así como varios ensayos sobre el tema «OuLiPo y la informática».

La poética elaborada por este grupo se basa en su mayor parte en la manipulación alfabética, fonética, numérica, sintáctica y semántica de textos existentes; su objetivo práctico consiste en revelar y fijar las modalidades técnicas por medio de las cuales es posible generar textos a partir de textos.

Entre ellas se encuentran los anagramas, lipogramas, tautogramas y palíndromos. Desplazar, sustituir, combinar y variar son las operaciones oulipoístas fundamentales. Ejemplo de esto han sido los lipogramas de Queneau (La disparition, 1969) y los anagramas por permutación de Georges Perec (Ulcérations, 1974). Y en la narrativa de este último también La vida instrucciones de uso (1978) y de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero (1979).

El juego literario, artístico colectivo y la alborozada ciencia del oulipoísmo son idóneos, como ningún otro concepto literario, para estimular el intelecto, el placer y la acción del lector (en este caso el de los músicos y los ecuchas) por igual. La literatura potencial tiene este objetivo por encima de cualquier otro: transformar las ideas en actividades y las intenciones en intensidades. Los post-rockeros como los mencionados lo hacen en el estudio y mayormente en el escenario.

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