582. Medeski, Martin & Wood: Los mosqueteros del Groove (II)
A partir de subirse a una camioneta y emprender el viaje, la historia de MM&W suena como una road picture: desde hace 20 años su camioneta rueda por los caminos sin fin. Adelante van los tres neoyorquinos, atrás un órgano, un bajo y una batería que aguardan para ser tocados hasta arder. Estos mosqueteros del groove —muy cercanos al estilo de los Lounge Lizards— se introdujeron así con su música en los corazones de toda una generación hambrienta de aventuras. Por Internet también se difundió la existencia del trío, cuya música suena como una mezcla cruda de Sun Ra, Grateful Dead y los ya mencionados lagartos de salón de John Lurie.
De esta manera se fue multiplicando poco a poco el número de asistentes a sus presentaciones. “Uno toca porque ama la música —ha comentado Medeski—, no porque quiera alojarse en hoteles cómodos y beber vinos caros. La misión consiste en traer la música del universo a la Tierra. Sin el público, hasta la mejor obra carece de valor”.
Suena un poco ingenuo el asunto, pero en retrospectiva fue una estrategia perfecta. Muy pronto tuvieron éxito. Las salitas que en la primera presentación se llenaban sólo a la mitad se abarrotaban en la segunda gira. No hacían música comercial, no salían en MTV, ni siquiera en la radio, y de todas formas tocaban ante auditorios llenos.
Se dieron cuenta de que existía gente a la cual los nombres de Charlie Parker y John Coltrane no le decían nada, pero que tenían los oídos abiertos para la música instrumental improvisada. Lo que hicieron fue establecer esta relación. Salieron en busca del público. No fue la forma más fácil ni la más cómoda, pero al final de cuentas sí la más satisfactoria.
Al escuchar sus discos queda uno impresionado por la velocidad con la que se ha desarrollado el grupo. Después del debut, Notes from the Underground (1992), en el que aún se escuchaba a un vacilante trío de postbop, los discos It´s a Jungle in Here (1993), Friday Afternoon in the Universe (1995) y Shack-man (1996) ya sonaban con mucha más energía y madurez. Rasposos, inteligentes e irónicos.
En Combustification (1998), el grupo avanzó un paso más. Desde el punto de vista estilístico no cambió mucho a primera vista, pero sí en cuanto a la ejecución. Las piezas más oscuras de funk y rhythm and blues que son la característica del trío sonaron aún más duras; los ballroom shuffles, más empalagosos; y las tonadas espaciales al estilo de Sun Ra, todavía más extravagantes que en los anteriores.
Con los siguientes álbumes, The Dropper (2001) y Uninvisible (2002), el grupo solidificó su camino como experimentador dentro de lo electrónico (excepto en Tonic, grabación del año 2000 en que aparecieron en vivo tocando jazz acústico).
En la segunda década de los años cero, MM&W consiguieron sintetizar lo que a mediados de la década de los ochenta intentó, sin lograrlo, el grupo Style Council de Paul Weller, o sea, una aproximación al jazz desde el pop, limando los vicios melosos de éste y apropiándose de la curiosidad y el nervio del primero.
El trío suena potente, suelto y ensamblado. El bajo de Chris Wood es robusto y maleable, ha tejido una auténtica alfombra mágica para los vuelos de la sonoridad imaginada por el trío en conjunto. La batería de Billy Martin crea timbres y colores inesperados y sorprendentes, al igual que el resto de sus percusiones, mientras que la fantasía solista queda en manos del camaleón de los teclados: John Medeski, quien alterna piano con órgano Hammond, del que saca toda una paleta de sutiles efectos. Se ha tornado un multiinstrumentista excepcional también con la melódica y el clavinete. El de MM&W es un producto finamente acabado con temas bien arreglados con calidez e ingenio.
A todo ello se agrega el espíritu lúdico de los instrumentistas, quienes convierten sus conceptos en música festiva. Una cuya naturaleza híbrida los acerca más a una banda de art-rock de la Urbe de Hierro que al straight jazz de la misma Gran Manzana. Su groove visionario centrifuga como ningún otro la esencia del Hammond y sus combinaciones.
El ámbito en el que se mueve esta formación, tan ambigua y ecléctica (y a la vez tan única), convierte en absurdo el siempre artificioso juego de las etiquetas. Además, Medeski tampoco puede ser apuntalado sin más en el papel de organista-pianista. Su faceta como tecladista lo lleva a buscar en el pasado y a recuperar instrumentos analógicos (como el clavinete), imprescindibles para dar el tono ácido, funk y psicodélico del grupo, como en el caso de sus últimas producciones.
Bajo el sello Blue Note han aparecido sus álbumes eléctricos plenos de gruesos órganos, bajos fuertes y baterías distorsionadas, condimentado todo con mucho noise. Una receta emocionante, sin fallas y a final de cuentas muy placentera.
Desde Uninvisible, hace dos décadas, se abrió un nuevo episodio en las exploraciones electrónicas de MM&W, siempre bajo la batuta del experimentado productor Scotty Hard y el montaje, editado y “acomodo” de Mike Fossenkemper, quien armó en el estudio aquella sesión improvisada del trío. El resultado ha sido a todas luces ejemplar. La aportación de todos consigue un equilibrio fuera de lo cotidiano al que podría denominarse excéntrico.
En el estilo de MM&W no hay bruscas salidas del groove (ni en sus colaboraciones con John Scofield), nada de gritos desaforados o invitados incontrolables. En cambio, hay beats relajados, apegados al hip hop y producidos de manera precisa. Existen alternancias raras: en ocasiones el baterista Billy Martin cambia breakbeats o aparecen como invitados los metales del grupo afrobeat Antibalas, que crean estruendosos riffs. Pero, eso sí, todo con el mejor espíritu “trío” del jazz.
Discografía mínima:
Notes from the Underground (Accurate Jazz, 1992), It´s a Jungle in Here (Gramavision, 1993), Friday Afternoon in the Universe (Gramavision, 1994), Shack-man (Gramavison, 1996), Combustification (Blue Note, 1998), Tonic (Blue Note, 2000), The Dropper (Blue Note, 2001), Uninvisible (Blue Note, 2002), End of the World Party (Just in Case) (Blue Note, 2004), The Radiolarian Series (Indirecto Records, 2009), Free Magic (Blue Note, 2012), Omnisphere (Blue Note, 2018).