572. La insoportable levedad del ser (Libros canónicos 33)
El escritor, congruente consigo mismo y consciente de la contradicción existencial entre el peso y la ligereza de la vida, se ha deshecho de la pesada carga biográfica. Él mismo lo ha sentenciado así: “Milan Kundera nació en Checoslovaquia. En 1975, se instaló en Francia”.
Entre ello se exilió de su país, de su lengua materna, del cliché de la sociabilidad del autor exitoso. Escribió sobre el fardo de un legado espeso en busca de la luz intentando ahondar en esos vericuetos kafkianos –del absurdo– que se manifiestan en la Insoportable levedad del ser, donde las señales vitales inquietan en un tiempo por demás difuso.
Es un personaje esquivo y huraño, que entre más se retira de los focos más misterioso se torna. Los medios han hablado tanto de la ligereza de su pluma como de su profunda levedad, ese péndulo que lleva de Parménides a Nietzsche, de Calvino a él, a Kundera.
Entre tanto, La insoportable levedad del ser, el libro (Nesnesitelná lehkost byti, en el título original en checo), se ha convertido en un delicioso y absoluto clásico. Y para el rock en un libro canónico del cual se puede hacer una lectura sobre el amor en particular (asunto fundamental en el texto) y las canciones pertinentes (del género), pues como decía George Steiner, tenemos el derecho de elevar el listón de los gustos y de los goces.
Lectura fragmentaria, con licencias, selectiva y sugerente:
“I Am a Rock”. “Hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no sólo distintas sino casi contradictorias. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer)”.
“Por lo tanto, él deseaba, pero prefería tener el compromiso de lo que denominaba ‘Amistad erótica’…Una relación no sentimental en la que no se reivindicara la vida y la libertad del otro…La amistad erótica presuponía para él dejar el amor fuera de su vida”.
“You Can Leave Your Hat On”. “Una vez, hace muchos años, él fue a verla y le llamó la atención un sombrero que estaba por ahí. Se lo puso y se miró en un gran espejo que, como ahora, estaba apoyado en la pared de su estudio. Cuando ella empezó a desnudarse lentamente le puso el sombrero en la cabeza. Estaban ante el espejo (siempre estaban delante de él mientras se desnudaban) y se miraban. Ella estaba sólo con ropa interior y llevaba sobre la cabeza el sombrero hongo.
“De pronto comprendió que aquella imagen los excitaba a los dos. Ella se veía con las piernas desnudas, con las bragas de tela fina, a través de la cual se transparentaba el pubis. La ropa interior resaltaba sus encantos femeninos y el duro sombrero masculino negaba aquella femineidad…Ella, en lugar de rechazar aquello, lo ponía en evidencia orgullosa y provocativamente…De pronto ya no pudo más y lo arrastró al suelo. El sombrero rodó debajo de la mesa, mientras ellos se estremecían en la alfombra al pie del espejo”.
“How Long Has This Been Going On”. “No busco el placer, decía ella, busco la felicidad, y el placer sin felicidad no es placer. En otras palabras, golpeaba a la puerta de su memoria poética. Pero la puerta permanecía cerrada. En la memoria poética no había sitio para ella. Para ella sólo había lugar en la alfombra. Su aventura con ella había empezado precisamente en el mismo punto en que terminaban las aventuras con otras mujeres. Tenía lugar al otro lado del imperativo que lo impulsaba a conquistar mujeres. No pretendía descubrir nada en ella
“A ella la recibió descubierta. Hizo el amor con ella antes de que le diera tiempo de tomar el escalpelo imaginario con el que abría el cuerpo yacente del mundo. Antes aún de que tuviera tiempo de preguntarse cómo sería cuando hiciera el amor con ella, ya le estaba haciendo el amor. La historia de amor empezó después… El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética”.
“Pity the Fool”. “En todos los idiomas derivados del latín la palabra ‘compasión’ significa que no podemos mirar impertérritos el sufrimiento del otro, o, que participamos en los sentimientos de aquel que sufre.
“En la palabra inglesa ‘pity’, que tiene aproximadamente el mismo significado, se nota incluso cierta indulgencia hacia aquel que sufre. Por este motivo, tales palabras producen desconfianza; parece que se refieren a un sentimiento malo, secundario, que no tiene mucho en común con el amor.
“Querer a alguien por compasión significa no quererlo de verdad”
“My Baby’s Gone”. “Fue al restaurante a almorzar. Estaba triste, pero durante la comida pareció como si la desesperación inicial se hubiera fatigado, como si hubiera perdido fuerza y no hubiera quedado de ella más que la melancolía.
“Miraba hacia atrás, hacia los años que había vivido con ella, y le parecía que su historia común no podía haberse cerrado mejor de lo que se había cerrado. Si aquella historia la hubiera inventado otra persona, no hubiera podido terminarla de otro modo…
“Ella llegó un día a su lado sin que él la hubiera invitado. Otro día, del mismo modo, se fue. Llegó con una pesada maleta. Con una pesada maleta se fue”.
“Pagó. Salió del restaurante y se puso a pasear por las calles lleno de melancolía…De pronto se dio cuenta que el futuro había vuelto a convertirse en un secreto. ¿Tenía ganas de llamar a otras mujeres?…No, no tenía la menor intención de hacerlo. Intuía que si en ese momento se reunía con otra mujer, el recuerdo de ella se haría al instante insoportablemente doloroso”.
“Beating Like a Tom-Tom” (Body and Soul). “Aquel que no piensa en el cuerpo se convierte fácilmente en su víctima…Una situación que revela brutalmente la irreconciliable dualidad del cuerpo y el alma, de la experiencia humana esencial…Hace mucho tiempo, el hombre oía extrañado el sonido de un golpeteo regular dentro de su pecho y no tenía ni idea de su origen.
“Hoy por supuesto el cuerpo no es desconocido (sabemos que lo que golpea dentro del pecho es el corazón, por ejemplo) Desde que podemos dominar todas sus partes, el cuerpo desasosiega menos al hombre. Ahora también sabemos que el alma no es más que la actividad de la materia gris del cerebro. La dualidad entre el cuerpo y el alma ha quedado velada por los términos científicos… Pero basta que el hombre se enamore como un loco y tenga que oír al mismo tiempo el sonido de sus vísceras, para que la unidad del cuerpo y el alma, esa ilusión lírica de la era científica se disipe repentinamente”.
Who Do You Love? “Plantearse las interrogantes que torturan a las parejas humanas: ¿Me ama?, ¿Ha amado a alguien más que a mí?, ¿Me ama más de lo que yo la (lo) amo”? Es posible que todas las preguntas que inquieren acerca del amor, que lo miden, lo analizan, lo investigan, lo interrogan, también lo destruyan antes de que pueda germinar.
“Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a ese otro sin exigencias y querer sólo su mera presencia”.
Milan Kundera consagró la levedad como virtud, la colocó en un libro que recuerda la “ineluctable pesantez del vivir” (que sentenció Italo Calvino) dentro de una red tradicional de relaciones sociales y sentimentales. El rock con sus cantos la pone reiteradamente en el espejo.