547. El beat de la identidad / X
2019
Jair Bolsonaro comenzó su periodo presidencial en Brasil. Otro de los efectos Trump. La derechización y el nacionalismo se entronizan en diversos lugares del planeta.
En Hong Kong se produjeron las mayores manifestaciones en contra de la política de extradición China en los últimos 30 años.
Peter Hanke ganó el Premio Nobel de Literatura “por un trabajo influyente que con ingenio lingüístico ha explorado la periferia y la especificidad de la experiencia humana”, en medio de las protestas por sus filias políticas.
El cine de superhéroes de cómic satura las carteleras de todo el mundo. Un virus (gráfico) que precede a otro (físico) al año siguiente (coronavirus)
Las series de televisión y sus plataformas conforman una nueva cultura planetaria.
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Una de las raíces del rock es el folk-rock o indie rock (según intención u orquestaciones), un movimiento que si bien se fundamenta en las tradiciones del folk dylaniano busca la relación de éste con otros estilos como el rock puro, el rockabilly, el bluegrass, el country blues y otros formatos alternativos o indie. De aquella raíz han aparecido una serie de rizomas tan variopintos como ambivalentes. Separado el grano de la paja, surgió en el 2007 una artista que desde sus inicios ha interpretado un material deslumbrante. Se trata de Sharon Van Etten, cantautora surgida de ese granero inacabable de música que es New Jersey, en los Estados Unidos.
Ella hizo resurgir desde sus comienzos la tradición norteamericana de la roots music (de Canadá a la Unión Americana), reformada y puesta al día. Los álbumes de la Etten, desde su debut, son tan sorprendentes en su composición, como novedosos y plenos de experimentación en su nueva entrega, Remined Me Tomorrow, del 2019, uno de los álbumes más destacados del año, por sus aportaciones y valores intrínsecos. Van Etten, esculpe con arcilla y estilo propios los modos legendarios del folk moderno para crear su propio espacio dentro de él. El resultado: canciones que palpitan fuerte cada vez que alguien las escucha.
La política humana es esencial para un grupo como Vampire Weekend, pues Ezra Koenig, su fundandor, es una persona preocupada y consciente de los problemas sociales alrededor del mundo, así que ha usado su música para hacer crítica social en pro de los cambios, muchos de los cuales tratan desde la injusticia, pasando por la corrupción y el colonialismo, hasta la situación ecológica en el planeta.
Con The Father of the Bride y luego de una larga pausa, Vampire Weekend reapareció, pues, tras seis años, ofreciendo un mensaje fresco en tiempos espesos, fragmentados y divididos. Con una inteligencia que lo hace parecer como un grupo mucho más listo que los demás (incluso que ellos mismos). Y lo hace convenciéndonos de que su mezcla de indie pop rock es algo mucho más complejo y sofisticado de lo que pudiera pensarse en primera instancia.
¿Qué han podido oír los fans de Jimi Hendrix en esos “nuevos” discos, lanzados en la última década, de lo que parece una veta inacabable? Los lanzamientos Valleys of Neptune y People, Hell and Angels y el más reciente Both Sides of The Sky. En cuanto al sonido, lo mejor hasta la fecha: la sonoridad Hendrix se escucha más transparente y natural en esta última entrega.
Es una colección de tomas alternativas y temas nunca antes editados de cuando el guitarrista estaba obsesionado con el uso del estudio de grabación entre 1968 y 1970. Y permite entrever el momento en que se encontraba su desarrollo artístico justo antes de morir (entre la desintegración de la Experience, el Festival de Woodstock y el advenimiento de Band of Gypsies.
Entre las obras con las que se cerraron los años del 10 al 20, una de ella estuvo a cargo de The Black Keys, uno de esos grupos evangelistas que no han cejado en su labor: Let’s Rock. Una cita de los orígenes mismos del género, que tuvo a Chuck Berry como su hacedor. Toda una declaración de principios a cargo del binomio constituido por Dan Auerbach y Patrick Carney.
La reincorporación de The Black Keys al mundo discográfico y al escénico hizo que la esperanza del viaje a la semilla del género brotara gloriosamente de nuevo. Este grupo, desde su fundación en el 2001, se ha convertido en adalid de una avanzada del siglo XXI que sabe que origen es destino. Y, como la vida misma que tal ritmo representa, lo que uno encuentra en este grupo es riesgo, voluntad y actitud.
Empezaba el segundo lustro de los años cero cuando Jack White y Brendan Benson crearon The Raconteurs. Dicha creación es la clase de hecho que se da entre tipos condenados a entenderse, lo cual dio pie a un par de álbumes que fueron ejercicios estilísticos con evocaciones de Led Zeppelin. Dicho sonido, moldeado por White, fue ampliando su radio de acción en ellos lo cual hizo pensar que White había encontrado un nuevo destino, luego de su deambular (solitario y acompañado) pos White Stripes.
Así apareció este año Help Us Stranger, en donde igualmente invocan el espíritu del rock tumultuoso que el de la balada hard del rock. También se lanzan a la liberación de la adrenalina rijosa de escalas posadolescentes o a los más explosivos solos superpuestos en los que encaja el grito de estadio. El resultado es un ejercicio genérico de rescate espiritual.
Rammstein es un grupo de rock con inclinación por las referencias históricas revisionistas. Busca la reinterpretación ritualista de los iconos de la era más oscura de su país (Alemania), de sus símbolos, de sus emblemas, de sus imágenes, de sus filias y fobias. Y lo hacen desde una concepción artística de ruptura, provocativa y polémica. La crítica de su propuesta se la dejan a quienes los escuchan.
Imágenes caníbales, industriosas, cinematográficas, de golpeteo al músculo como insignia mitológica, de hipnosis, con ecos del krautrock y prácticas à la Mengele. Y más fuego, siempre el fuego, el que limpia, cura y el que reduce. Rammstein (título oculto del nuevo disco): es la épica y su autoparodia. Y así llegan los 25 años del grupo con un álbum homónimo y un cerillo como imagen en la portada, listo para incendiarlo todo en medio del paroxismo. Sin restarle un ápice a la música, a su dureza, a su rítmica, que es finalmente lo que más parece importarles.
Y qué hay de Fear Inoculum de Tool? Creo que después de una espera de 13 años después de 10,000 Days además de su calidad histrionica y conceptual merecería aunque sea una me en ion honorífica… espera, será que estás preparando un programa solo para el grupo o el disco?