525. El beat de la identidad / V (2009-2010)

Por Sergio Monsalvo C.

2009

El año 2009 celebró por todo lo alto el 200 aniversario del nacimiento del gran Edgar Allan Poe.

Asimismo, se llevó a cabo la inclusión de Eslovenia en la llamada Zona Euro, agregándose como el país número 16 en sumarse a la unión.

Es el año en que Barack Obama –un afroamericano– se convirtió en el presidente número 44 de los Estados Unidos.

Por otro lado, se lanzó el iPhone 3GS que presentaba sofisticaciones en su hardwere y la posibilidad de grabar videos, entre otras cosas.

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Justin Townes Earle, hijo de Steve Earle, continuaba en la senda musical de la dark americana que le marcó su padre. Encontró en ella su vía de expresión y sus mitos. Un estilo siempre latente desde los primeros días de Dylan, pero que descubrió hasta el siglo XXI un nombre que lo designara.

Básicamente, el suyo en el disco Midnight at the Movies, es un country contemporáneo con el foco puesto, primero, en la autenticidad artística. Esa área donde la sinceridad del músico no es reticente ni se trata de compensar su falta exagerando las interpretaciones o las expresiones emotivas, en sus letras. Y, en segundo término, se canaliza hacia esa combinación de las raíces folk y country con otros elementos del rock como el rockabilly o el garage, parajes en donde en lugar de obtener lo que se quiere se tiene lo que se necesita. Suma que al final se ubica en el saco de lo alternativo o indie.

Por cierto, un gran ejemplo del indie de aquel año fue el álbum Veckatimest del grupo neoyorkino Grizzly Bear, cuyos miembros tornaron la experimentación anterior por un pop vocal que recordaba tiempos pasados, como los de la vestimenta con que aparecieron en el vídeo promocional. El estilo musical utilizado en esa ocasión (intelectual y lisérgico) tuvo una energía distinta y no menos poderosa. Por lo mismo cupo destacar la voz de barítono de Ed Droste, cuyo timbre vintage resaltó su lúcido falsete. A esta voz principal le añadieron los brillantes coros realizados por todo el grupo.

En cuanto a lo orquestal, fue remarcable la cuidada instrumentación del álbum. Potenciaron, en esa ocasión los sonidos de los teclados (sintetizador y piano eléctrico), en detrimento de las guitarras (el bajo se coció aparte). Los arreglos fueron muy pulidos y en ocasiones se acercaron peligrosamente al exceso. Sin embargo, la cantidad de detalles en la rítmica y percusión se saltaron lo tradicional y crearon una atmósfera dinámica, que no solía ser recurrente en el pop psicodélico que habían interpretado hasta ese momento. Un gran disco de un grupo que no ha dejado de experimentar.

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A su vez, los exitosos White Stripes llegaron a su fin. No por desacuerdos musicales, sino que la verdadera causa fue que tras publicar el disco Icky thump el dúo suspendió su gira por problemas de salud de Meg, la baterista. Ésta aseguró que no podía soportar “la ansiedad” que le provocaba tocar en vivo. Se estresaba demasiado ante tanta agitación de giras y presentaciones. Entonces ella desapareció de la luz pública mientras Jack White empezó una serie de novedosos grupos paralelos (The Dead Weather, The Raconteurs, etcétera), se convirtió en un reputado productor de estrellas venidas a menos, y se mudó a Nashville.

Ahí Jack fundó a The Dead Weather, que se convirtió en el supergrupo de la nueva década. Su estilo se instaló en el blues rock á la british, con  Alison Mosshart (de Kills) en la voz, Dean Fertita (de Queens of the Stone Age) en la guitarra, él (batería) y Jack Lawrence (de Greenhornes) en las guitarras y otras voces. Su álbum debut, Horehound, apareció a mediados de ese año bajo el sello Third Man Records, del propio White, y en seguida se proyectó como uno de los discos del año, dada su calidad, energía y argumentos, tanto musicales como líricos.

2010

En el año 2010 se llevó a cabo el más largo eclipse anular de sol en lo que iba del tercer milenio.

La erupción y las cenizas producto de ella del volcán Eyjafjallajökull en Islandia, provocaron la paralización del tráfico aéreo en medio mundo.

Fue el año del centenario del nacimiento del director cinematográfico japonés Akira Kurosawa.

Se celebró La hora del planeta apagando las luces durante una hora en 125 países, para hacer conciencia en la lucha contra el cambio climático.

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Charlotte Gainsbourg lanzó IRM (un disco de experiencias mórbidas), tras otro lapso de silencio discográfico, bajo el manto del poliédrico Beck (composición, producción y dirección musical), aunque ella fue la gran protagonista, sin lugar a dudas. Un acierto del Beck productor que además puso a disposición de Charlotte un abanico de canciones de la más diversa índole estilística, tanto en las letras como en las rítmicas, que exigió de ella una interpretación versátil e igualmente variada. Exigencia de la que salió avante y con la cual quedó patente su inconfundible y susurrada voz.

Charlotte Gainsbourg es una diva del celuloide de complexión menuda, físico atractivo y talentos demostrados que al recurrir al oficio de cantante, como una faceta más de su personalidad, ha buscado evolucionar dentro de tal carrera y sobre todo ha sabido rodearse de grandes personajes de la música para navegar hacia resultados decorosos. O, por parafrasear un viejo dicho: detrás de esta pequeña gran mujer hay grandes hombres para envolver su voz de sirena.

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Apareció el muy esperado tercer disco de Arcade Fire, The Suburbs, y hubo que decir que resultó mejor de lo que se esperaba, incluso muchos medios hablaron de obra maestra. Sin embargo, también hubo que andarse con tiento con este grupo canadiense que gusta de las solemnidades, las epopeyas emocionales y uno que otro exceso orquestal.

De cualquier modo, The Suburbs, fue un álbum disfrutable por varias razones: primero que nada por su eclecticismo musical, luego por la desacostumbrada luminosidad que expresa en lo lírico y finalmente por un insólito y discreto sentido del humor, mostrado a través de las 16 canciones que lo componen y que hablan en clave pretérita de la adolescencia, de los sueños de la clase media y muy atinadamente de la vida que se desarrolla en la Suburbia estadounidense (continúan en lo conceptual) de alargada imaginería por el mundo.

This Is Happening, fue el tercer disco de la primera etapa del grupo LCD Soundsytem, antes de anunciar un sorpresivo adiós a la escena con un gran concierto en el Madison Square Garden. En esos momentos la banda tenía un numeroso público entregado e intrigado a la vez, y más que nada decepcionado por una desaparición incomprensible.

A la postre varias cosas quedaron patentes sobre James Murphy, su master mind y líder del grupo, entre ellas su talento musical y su disposición artística, además de su volubilidad. El LCD Soundsystem incorporó al escenario musical una corriente como el punk funk y recuperó, asimismo, la filosofía vanguardista de tal música mutante.

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