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Toda la música interpretada por la gente fallecida en el año 2018 y que muchos han elegido para sus viajes vitales, es un bagaje personal e intransferible.
Además de la baja de Jim Hall, el jefe de los estudios Fame, las otras muertes que sufrió el género en ese año no han sido menos pesarosas: Eddie Clark (de Motörhead), el guitarrista de una banda clásica de rock duro que influyó en el punk. El bajista James Walter Bodford (20 enero) fue parte de otros ex miembros del grupo de los Zombies, con quienes Rod Argent decidió formar una nueva banda que portara su apellido como nombre. Mark E. Smith (24 enero). Smith fundó The Fall en 1976 en la ciudad inglesa de Prestwich en Mánchester. Pat Torpey (7 febrero) fue miembro de Mr Big, una banda angelina de hard rock que se formó en 1988.
Ray Thomas (de Moody Blues), fue aquel flautista británico y maravilloso de “Nights in White Satin”, una pieza que los entendidos han señalado como “una que define el momento”, por sus aportaciones y trascendencia.
En febrero supimos del fallecimiento de Dennis Edwards (día 2) miembro destacado de los Temptations. Éstos fueron el epítome de las virtudes de la Motown. Las piezas “Cloud Nine” y “Papa Was a Rolling Stone” fueron sus temas más representativos.
[VIDEO: The Temptations Papa Was A Rolling Stone 1972 Single Version, YouTube (RETROVISOR)]
Brian Henry Hooper falleció el 20 de abril, Spencer P. Jones el 21 de agosto. Ambos fueron muy llorados por los seguidores del rock australiano, sobre todo, del cual formaron parte durante varias décadas como bajista, el primero; como cantante y guitarrista, el segundo, del grupo Beasts of Bourbon.
Alain Milhaud, nacido en 1930, fue un inquieto divulgador musical que se movió por el occidente europeo. Obtuvo su mayor éxito al lanzar al grupo español Los Bravos (con cantante y concepto británicos) con el tema “Black is Black”, una canción que fue tarareada por todos los rincones del mundo.
El antepenúltimo mensaje antes de morir de Scott Hutchison (el destacado cantautor escocés nacido en 1981) fueron dos en realidad: los discos Painting of A Panic Attack (con el grupo Frightened Rabbit, del 2016) y Dance Music (con Mastersystem, del 2018). Ambos álbumes muy sobresalientes ejemplos del indie rock e indie folk de aquellas tierra altas.
Otros caídos hacia la mitad del año: Stu Boy King (The Dictators), Takayuki Inoue (The Spiders), Tony Kinman (Rank & File), Steve Coy (Death or Alive), Glenn Branca (solista de avant-garde), Phillip Emmanuel (The Trailblazers), Andy MacQueen (Exploding White Mice), Josh Martin (Anal Cunt), Stewart Lupton (Jonathan Fie Eater), Danny Kirwan (Fleetwood Mac), John “Jon” Hiseman (Graham Bond Organization), D. J. Fontana (Elvis Presley), Vinnie Paul (Pantera), Steve Soto (Adolescents).
Además de los atributos innegables del talento y la grandeza, Aretha Franklin puso desde la década de los sesenta su voz musical, actitud e imagen frente al agitado fondo del movimiento por los derechos civiles, la reivindicación femenina (la versión del tema “Respect” es su himno), el trastoque de los lenguajes (del uso del góspel como herramienta de lo mundano en el rhythm & blues, a la inserción del rock, en oposición al excluyente extremismo negro), el orgullo afroamericano y la legitimación personal como artista. Fuerzas políticas que la mayoría de los músicos se sintieron obligados a tomar en cuenta durante aquella década.
Uno de los efectos principales que el movimiento por los derechos civiles tuvo en el mundo del soul (lo mismo que en el del jazz, del rock o del folk) fue la demanda insistente de que la gente tomara posición y se comprometiera con sus convicciones. Ella lo hizo, tal como lo demostró desde el contenido confesional de su disco I Never Loved a Man the way I Love You, un álbum clásico de 1967, y las decenas de grabaciones que le siguieron.
Aretha decidió abandonar la escena a los 75 años de edad –por enfermedad–, durante los festejos por los cincuenta de aquel disco icónico, pero con la promesa de participar simbólicamente en cada acción que se tome para lograr el respeto humano y civil de los bárbaros en el poder que han jurado frente a la bandera de las barras y las estrellas, ante los medios y ante el mundo acabar con ello. Aretha Franklin falleció el 16 de agosto del 2018, un año después.
Martyn Jerel Buchwald (nacido el 30 de enero de 1942 en Cincinnati, Ohio), fundó y se erigió en 1965 en el motor del Jefferson Airplane, grupo icónico del sonido de San Francisco y de la psicodelia californiana de la década de los sesenta. Tal banda obtuvo el reconocimiento general luego de la publicación de su segundo disco, Surrealistic Pillow (1967), y del lanzamiento de canciones como White Rabbit y Somebody To Love, que se convirtieron en temas emblemáticos del movimiento hippie.
Otros fenecidos: Roy Carr (periodista del New Musical Express, 1 de julio), Alan Long Muir (Bay City Rollers, 2 de julio), Richard Swift (The Shines, Black Keys, 3 de julio), Bret Hoffmann (Malevolent Creation, 7 de julio), Gary Lowe (Big Sugar, 7 de julio), Otis Rush (bluesero, 29 de septiembre), Tony Joe White (compositor y cantante, 24 octubre).
Es la sonoridad que acompaña a las profundidades del espíritu, ahí donde se emociona, se reflexiona, donde soplan los vientos de la vida, pero también los que pasman por la presencia de la muerte, cuando se entera uno de su paso cercano. Allí donde se asume que, a fin de cuentas, ambas cosas forman parte de esta maraña llamada existencia.
A todos ellos: Gracias.