Love is colder than death
Dark etéreo
Twitter: @SergioMonsalvoC
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La música que habría de convertirse en el fundamento del manifiesto artístico del grupo germano Love is Colder Than Death (LICTD), nació de un film noir con el mismo título (Liebe ist kälter als der Tod, de 1969) del cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder.
Un filme en blanco y negro que retrataba eso: el aislamiento y dolor del amor (en varias de sus formas) en su relación con la muerte y la violencia. El personaje tiene la certeza de que el amor y los valores que conlleva no significaban nada frente al hecho de no pertenecer o el sometimiento.
Que todas las cosas hechas por y para él, en el intento de parecer acorde con la vida, de facto no tenían ningún valor real. Tal certeza lleva al protagonista, armado de un fuerte nihilismo, a una búsqueda en el lado oscuro de la vida para explorar quién era y qué deseaba hacer consigo.
Ese mismo sentimiento fue el que condujo a varios músicos alemanes a reunirse y formar el grupo Love is Colder Than Death al principio de los años noventa. La integración del grupo coincidió con la fundación del sello independiente Hyperium, en el mismo país.
Ambos fueron producto de tal búsqueda filosófico-musical, del espíritu de los tiempos en una era finisecular y, en la coincidencia, ambos siempre trataron desde entonces de proyectar tal certeza y la aceptación despertada por dicha idea.
El flujo de pensamiento en sus obras (de grupo y disquera) a partir de ahí equivale a la exploración continua por la comprensión personal de la propia realidad. La compañía se dio a la tarea de aglutinar grupos afines y a lo largo de su historia ha logrado publicar alrededor de doscientos discos y poner a la dark wave ethereal en el mapa de las músicas importantes.
Love is Colder Than Death es un cuarteto de dark neoclásico que se dio a conocer a partir de las escenas de la world music y el jazz. Ambientes en el que se les incluía, dada la falta de definición o alguna señal que permitiera ubicarlos referencialmente o en un nuevo orden.
En el comienzo de su carrera enfrentaron el problema de que mucha gente lo calificaba (y a Hyperium, por extensión) como una agrupación gótica (este adjetivo mayoritariamente se refiere a grupos de rock), pero no era así.
La sutileza y el refinamiento de las emociones mostradas por ellos discrepaba en muchos sentidos con aquel subgénero, entre los que se encontraba la postura frente a la finitud, por ejemplo.
La música de LICTD tuvo y tiene sus raíces en el underground. Sí, en el underground dark, pero los músicos (y los que dirigían la empresa) no eran goth ni nada parecido. Todos querían escuchar música de calidad con un toque serio, orientado al dark o al ambient, pero sin relación alguna con los anhelos góticos.
Las letras de sus canciones están inspiradas en la narrativa de Franz Kafka y sus integrantes creen que las razones profundas de los sentimientos de este autor son pertinentes ahora cuando las visiones que escribió en sus relatos se han concretado en lo cotidiano.
Los textos de LICTD al igual que los del praguense son sobrecogedoramente solitarios y aislados por su propia fe dogmática en leyes invisibles que ellos mismos se imponen; se encuentran ciegos ante su potencial de libertad y de una vida moldeada por ellos mismos.
Piensan que todo eso es muy cierto en nuestra sociedad nuclear y que analizar el origen de dichas creencias –así como el motivo de nuestra adherencia a dogmas caducos– puede conducirnos a un mayor conocimiento del vacío en el que vivimos.
Al crear una atmósfera capaz de evocar recuerdos, temores y deseos sensibles al individuo con sus definiciones subjetivas personales, sus canciones permiten al escucha dar los primeros pasos hacia la contemplación interna del yo.
La premisa influida por los surrealistas que se consagra a desgarrar la fachada de la realidad a fin de revelar las verdades interiores tal vez sea afín a su propósito; pero las palabras obvias no formarán parte nunca de su lenguaje. Es dentro del sutil reino subterráneo de la intuición, la pasión y la comprensión que será posible conectarse con Love Is Colder tan Death.
Sus fundadores: Ralf Donis, Maik Hartung, Sven Mertens y Susann Heinrich (reemplazada por Anja Herrmann desde el 2012), crean y difunden una obra artística orientada hacia las expresiones oscuras, de tribalismo primitivo y atmósferas lúgubres.
Los mismos componentes del grupo han definido la esencia de su música como etérea y ambiental. Son estos tipos de música los que ofrece al escucha que busca dimensiones diferentes, experiencias sonoras sin asideros y la sensación de ir a ciegas por el mundo.
La sustancia del cuarteto puede estar resumida en tales palabras. Los músicos y productor han explicado que el dark ethereal neoclásico que interpretan es un término que utilizan para describir un tipo de música que requiere no sólo de sensibilidad sino también de conocimientos varios.
Quizá ellos lo hayan inventado. Su propuesta es ambient de oscuridades nada densas sino de ligereza impenetrable; está a medio camino entre lo intenso y lo pasional, una música que excita los sentidos y la imaginación y que concuerda con una variedad de estilos, aunque todos parezcan tener algo en común. El sinónimo “introspectiva”, puede resultar también una definición bastante precisa.
Como se ve, tal propuesta no puede adecuarse a los esquemas preconcebidos sobre los géneros musicales de mucha gente. La de ellos trata de explorar su propia realidad, lo cual coincide en parte con muchas clases de sonidos e imágenes.
Y en esto último es donde entra también la parte gráfica, porque en las portadas de sus discos (y las de todos los grupos del sello) las imágenes están fuera de foco, difusas. Intentan capturar los sentimientos visuales de las emociones internas.
Y si se dice que están fuera de foco y son elusivas, quizá es porque eso se parece mucho a las sensaciones que produce la música de Love Is Colder than Death: no pueden ser fácilmente definidas, no pertenecen a una sola dimensión.
La misión musical de un grupo así aparece como el determinante fundamental de una nueva figura artística, la que lejos de sensiblerías románticas cursis es consciente de las múltiples posibilidades que ofrece la época.
Una donde los discursos y la tecnología se cruzan inmisericordemente, pero donde también la dimensión musical asciende de manera portentosa hacia constelaciones artísticas y humanas, con pretensiones tan renovadas como habitables de actualidad.
Las indagaciones y experiencias de formaciones como Love Is Colder than Death están encaminadas de manera significativa hacia el logro de una totalidad difícil de alcanzar; sólo perceptible por su raro equilibrio entre normas técnicas de la música y la conciencia de su complemento estético.
En esta formación se da la aventura en la frecuentación de campos más ambiciosos para lo inteligible. Hay igualmente una manifestación de insospechadas colaboraciones (lenguaje plástico, arquitecturas sonoras, filosofías y poeticidad) que obligan a los escuchas a descubrir guardadas informaciones, sabidurías transitadas, interconexiones culturales llenas de reminiscencias y promesas.