Guru

Que las fuerzas te acompañen

Por SERGIO MONSALVO C.

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Existen muy pocas fusiones logradas entre el hiphop y el jazz. La razón posiblemente se encuentre en la semántica. A las palabras, como tales, de manera convencional se les adjudica un significado específico: sirven para la comunicación.

Es decir —en términos amplios—, sirven para el intercambio compacto de información de cualquier tipo; en el caso de las letras de canciones, esta información se personaliza y en parte se codifica en un segundo nivel.

El entendimiento entre seres humanos tiene lugar principalmente a través de las palabras y sus implicaciones, aunque numerosos impulsos no verbales sirvan para complementar y orientar la percepción lingüística.

A ello se contrapone la improvisación. Esta técnica de variación musical espontánea puede desarrollarse con plena libertad a partir de la imaginación o se basa en un tema, en una figura melódico-rítmica. No requiere de una semántica previamente establecida.

Al contrario, el encanto especial de una improvisación lograda radica en la tensión que se crea entre la intención, la emoción y la capacidad de expresión sonora por parte del artista, por una parte, y la expectativa, preparación y sintonía mental de los escuchas.

El significado se da de forma casual, a partir de la red de las condiciones individuales de una situación comunicadora que deriva su fuerza de la ambiguedad.

El rapero evolucionado que desee improvisar de acuerdo con el sentido proporcionado por la música del jazz, cuenta con dos opciones: La primera, desprenderse de la semántica para obtener una libertad semejante a la del género y variar su discurso como lo disfruta el lenguaje no verbal de los instrumentos.

Y la segunda, desarrollar tal flexibilidad que sea capaz de adaptar su semántica instantáneamente de acuerdo con los cambios rítmicos, melódicos, armónicos, estructurales, formales y estilísticos de la música.

Guru (el ex rapero del dúo Gang Starr, con el que grabó seis discos muy apreciados junto a DJ Premier), nacido en Boston en 1961, fue un pionero exitoso de la ola del jazz mezclado con el hip hop al frente de su proyecto Jazzmatazz.

Agrupación, de la que inicialmente formaron parte el guitarrista inglés Ronny Jordan, el tecladista Rubin Wilson y el encargado de las vibes Roy Ayers, con el cual procedió de manera muy disciplinada.

Con ejecución precisa, competente y desprovista de pretensiones, los tres músicos crearon una estructura sonora sobre la que el rapero MC Solaar y las dos cantantes de acompañamiento, las vocalistas de soul Baby y DC Lee, se pudieron mover con toda seguridad.

Guru se mantuvo al fondo, con la suavidad del soulero, lejos de los ladridos furiosos de la fracción más dura del rap, e incluso Ronnie Jordan se mostró muy discreto, de manera que la presentación de Jazzmatazz no irritó ni desconcertó, y sí arrebató a muchos.

Jazzmatazz Vol. 1 (1993, año en que también Gang Starr dejó de grabar y Guru lanzó su carrera como solista) fue un álbum de hip hop-jazz que de veras mereció este nombre altisonante. Hasta su aparición el nuevo estilo se basaba sólo en sampleos, pero Jazzmatazz convenció por los músicos mismos.

Guru —Keith Elam alias “The Guru”— llamó al proyecto «una fusión experimental».  Una fusión que se anunciaba desde hacía mucho tiempo y que en ese año fue apoyada por algunos de los grandes del género sincopado.

El titular del proyecto reunió a estrellas de talla mundial como Branford Marsalis (sax), Courtney Pine (sax alto, soprano y flauta), Donald Byrd (trompeta y piano), Lonnie Liston Smith (piano acústico y eléctrico), Ronnie Jordan (guitarra) y Zachary Breaux (guitarra), además del grupo base ya mencionado. Como rapero invitado fungió el representante más conocido del hiphop-jazz francés, MC Solaar.

Jazzmatazz ofreció, gracias a la habilidad de Donald Byrd, por ejemplo, o a la maestría de alguien como Roy Ayers, una muestra de la cultura viva del hiphop. Cada canción resultó un fruto maduro y perfecto. Guru sugirió el ritmo y los músicos disfrutaron de todas las libertades de la improvisación.

Hasta después se agregó el rap. Dominó la primera, la improvisación, pero ambos géneros respiraron la misma realidad de las calles y los clubes. La única diferencia fue que la improvisación  del jazz en el rap se denominó «freestyle».

Se estableció así una armonía inmejorable entre los músicos y los ritmos callejeros, raps y scratches; todas las piezas constituyeron una amalgama cuasiperfecta de estilos afroamericanos. De tal manera este Vol. 1 pasó de año con un 10 y el rapero neoyorquino cosechó elogios y admiración en todos lados.

Jazzmatazz II / The New Reality (1995) mostró al filo de su tiempo al activo músico y a sus invitados escogidos, entre ellos a su ex compañero de Gang Starr, DJ Premier; a Jamiroquai, Shara Nelson; la reina del ragga, la vocalista Patra; y a los jazzistas Branford Marsalis y Donald Byrd de nueva cuenta. El heterogéneo grupo logró otro éxito contundente.

Nuevamente Guru recurrió a las ricas experiencias de la historia musical negra y sin temor recicló viejos clásicos como la pieza «Slipping into Darkness» de War, del álbum The World Is a Ghetto (1972). Su interpretación, intitulada «Looking through Darkness», gustó por los jugosos coros de soul espirituales y el texto adaptado a temas de actualidad.

Entre los demás momentos culminantes del elegante recorrido musical de 20 canciones figuraron, además de «Lifesaver», un tema seductor condimentado con suaves tonos de jazz y beats secos, el himno «For You», en el que el grupo le rindió homenaje al rapero francés Soon E MC, así como también la comprometida pieza «Choice of Weapons».

Guru  volvió a poner el nivel musical muy alto con este CD, un nivel en el que la mayoría de los proyectos semejantes sólo podían soñar. En el siguiente álbum de Jazzmatazz, Streetsoul (2000), el desfile de invitados pareció una lista de nominados para el Grammy: Angie Stone, Macy Gray, Kelis, Erykah Badu, Bilal, The Roots, Craig David.

Todos ellos aportaron su sello especial a sendas canciones. A la lista se le sumaron Isaac Hayes, el resucitado héroe del soul, y Herbie Hancock, como garantía de la competitividad general.

Sin embargo, al año siguiente hubo un bajón muy sensible con Balhead Slick & Da Click, un disco que salió bajo el nombre de Guru tan solo, sin grandes colaboradores y bastante convencional en el estilo rapero.

Desde entonces le llevó tiempo recuperarse y en el ínterin publicó Version 7.0: The Street Scriptures, una vuelta a sus raíces con Gang Starr y algunos destellos de su eficacia como letrista y MC. La grabación estuvo a cargo de su nuevo productor: Solar.

Para 2007, Jazzmatazz Vol. 4 (con el subtítulo de “The hip hop Messenger: back to the future”), puso el énfasis en los vocalistas en detrimento de mayor participación de los músicos virtuosos del jazz (únicamente colaboraron con él Bob James y David Sanborn) y recordó en muy poco los inicios de la serie.

Cuando las cosas no se dan bien con la inspiración hay que echar mano del oficio para continuar con el trabajo y eso es lo que hizo Guru. Con Jazzmatazz The Mixtape (2008) puso en la palestra su maestría en tal arte y salió avante.

Tomó las cosas en la perspectiva contemporánea para mostrar el sonido del jazz-rap de manera cohesionada y convincente. Para ello contó con la ayuda de gente como Common, Damian Marley o C. Knowledge, entre otros.

En dicho año apareció también su propia recopilación de los mejores temas de su afamado proyecto, como celebración a su vigésimo aniversario dentro de la escena musical. No obstante, el destino se cebó en el rapero y le fijó una fecha límite.

Le fue detectado un maligno cáncer contra el que comenzó a luchar con quimioterapia. Mientras tanto se dio a la grabación de Guru 8.0: Lost and Found (2009), un álbum de altibajos marcado por la nostalgia de Gang Starr, la ausencia de la brillantez de Jazzmatazz y el drama que estaba viviendo. Al final Guru perdió la batalla contra la enfermedad y murió el 19 de abril del 2010.

De él queda una obra compleja, su visión aventurera para conseguir una fusión legendaria donde hubo rhythm and blues, rap, soul y jazz, llena de detalles sonoros sublimes, así como un espectro sumamente amplio de ambientes musicales, los cuales se convirtieron en señeros debido al encanto antidogmático que lo caracterizaba.

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