NAVIDAD
DISCOS CLÁSICOS /V
(¿SABEN ELLOS QUE LO ES?)
Por SERGIO MONSALVO C.
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Una época, una canción y un concierto. Así podría anunciar la emisión navideña de este año que termina. Emisión que festeja los 30 años de la canción más escuchadas en aquellos tiempos (y recientes): “Do They Know It’s Christmas?”, la cual contiene diversas historias y ofrece varias lecturas: la política, la social y, por supuesto, la musical.
La política es turbia como todo lo que tocan los que están involucrados en ella e incluye corruptos gobiernos africanos, guerrillas de ignoto origen y fines más ignotos aún y ONG’s tratando de actuar en ello en medio de una hambruna apocalíptica y, al parecer, irresoluble.
Los gobiernos son el etíope y el somalí que en nada favorecen a sus ciudadanos que padecen, además de los enfrentamientos étnicos internos, una sequía monumental (producto tanto de la mala planeación como de los fenómenos naturales) con el resultado de una enorme escasez de alimentos, agua, mortandad, epidemias, hambre y pobreza generalizada.
La guerrilla era el Frente de Liberación Popular de Tigrayan (conocido como Woyane), una organización de objetivos secesionistas y turbios aires maoístas, financiada por “desconocidos” intereses, enfrentada militarmente con el gobierno de Etiopía.
El dramatismo de la situación fue mostrado por la cadena de televisión británica BBC, en un documental crudo y real. Ninguna institución internacional, ningún gobierno del primer mundo o siquiera del segundo se dieron por enterados. Sólo un hombre, uno solo, se dijo a sí mismo que eso no podía ser tras ver la filmación, y a base de voluntad individual movió los resortes para colaborar en algo a paliar la penuria africana.
Su nombre: Bob Geldof, un músico irlandés que lideraba la banda de New Wave Boomtown Rats (que se encontraba en sus últimos estertores tras un ya lejano éxito con el tema “I Don’t Like Mondays” de 1979), y que había participado como actor en la película The Wall de Pink Floyd.
En la Gran Bretaña de aquellos momentos, que vivía su propio viacrucis con el thatcherismo a mitad de los años ochenta, el rock y el reggae unidos enfrentaban con sus medios las duras medidas económicas, el desempleo y el descontento de las clases media y trabajadora, dentro de un clima que favorecía el brote neonazi, el populismo y el conflicto social.
Qué mejor momento que ése para convocar a los rockeros a cerrar filas y actuar desinteresadamente a favor de los africanos en peor situación. La respuesta no se hizo esperar. Decenas de músicos dijeron que sí a la grabación de un tema benéfico escrito por Geldof y Midge Ure (cantante de Ultravox). Su título: “Do They Know It’s Christmas?”
Así se armó el grupo llamado Band Aid, formado por decenas de artistas ingleses e irlandeses, la cual tuvo un día para hacer la canción. El domingo 25 de noviembre de 1984 ésta fue grabada en los estudios Sarm en Londres, puestos a disposición del proyecto de manera gratuita por parte de su dueño, el productor Trevorn Horn. Ure se encargó de la producción y mezcla de la pieza y Geldof de toda la logística. Ambos llegaron al lugar de madrugada para tener todo dispuesto (montar las pistas de acompañamiento y las guías vocales) antes de que arribara el resto de los músicos.
Cuando éstos comenzaron a hacerlo a las nueve de la mañana ya los medios internacionales cubrían el evento. Los miembros de diversos grupos comenzaron a pasar lista: Paul Weller, Sting, Simon Le Bon, George Michael, Bono, Adam Clayton, Phil Collins, Paul Young, integrantes de Status Quo, Shalamar, Bananarama, Kool and the Gang, Heaven 17, Spandau Ballet, Duran Duran, The Boomtown Rats y Ultravox.
El ambiente fue inmejorable. Los egos quedaron fuera de las puertas del estudio. De inmediato Ure los involucró a todos y aquello fluyó en el transcurso de un gran día de trabajo duro. Se grabaron los coros todos juntos (incluyendo a Geldof y Ure), las voces solistas y se tomaron video y fotos que constataran el momento.
Una vez que terminó la sesión de grabación los artistas comenzaron la fiesta, pero Ure que ya tenía todas las voces que necesitaba comenzó a trabajar en la mezcla. Laboró en ella durante toda la noche y finalmente completó la tarea a las ocho de la mañana del lunes.
Para el lado B del sencillo se registraron los mensajes de quienes no habían participado de la grabación pero querían involucrarse en ello: David Bowie, Paul McCartney y miembros de Frankie Goes to Hollywood y Big Country. Trevor Horn, además del estudio realizó la posproducción.
La canción fue enviada de inmediato a las plantas de impresión que habían prometido tener el sencillo impreso y listo para el día siguiente. Luego de la publicidad y los detalles legales finales, llegó a las tiendas el jueves 29 de noviembre con una funda diseñada por Peter Blake (el artista plástico que diseñó también el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles).
El tema, con el estímulo mediático propiciado por Geldof, se fue directo al primer lugar de las listas y, en su momento, llegó a ser el sencillo más vendido en la historia de la Gran Bretaña.
Sin embargo, Geldof no cejó en su activismo y creó entonces la fundación «Band Aid Trust» para financiar la ayuda y organizar, además, un par de conciertos (a ambos lados del Atlántico) y continuar recaudando fondos. A los que se les llamaría Live Aid.
La lista de los voluntarios británicos para ello creció y hubo nombres consagrados del género: David Bowie, Phil Collins, Elton John, Paul McCartney, Sting, U2, The Who, Black Sabbath, Queen, Status Quo Dire Straits, Eric Clapton, Mick Jagger, Rod Stewart, Judas Priest, Ozzy Osbourne, Jimmy Page, Robert Plant y Elvis Costello, entre muchos otros.
La acción se hizo extensiva a los Estados Unidos que vivían bajo la férula de Ronald Reagan y su política de “economía de la oferta”, la desregulación financiera y recorte al gasto social. Del lado americano se apuntaron infinidad de grupos y nombres como Bob Dylan, REO Speedwagon, Hall & Oates, Lionel Richie, Santana, Bryan Adams, The Beach Boys Tina Turner, Madonna, Neil Young y Billy Ocean, por mencionar algunos.
Del lado inglés el concierto se llevó a cabo en el estadio Wembley de Londres y en la Unión Americana en el John F. Kennedy de Filadelfia, de manera simultánea y en trasmisión directa vía satélite al globo terráqueo para que todo el mundo aportara ($) lo suyo.
Independientemente de todo lo anterior, entra aquí en escena una historia colateral de la música, que tiene más que ver con su evolución y meandros internos como el cambio generacional, la llegada de movimientos y el fin de otros. En el concierto de Live Aid dan su canto de cisne varios grupos y tendencias y en él también se da la bienvenida a lo nuevo. Dire Straits, Queen, The Cars, por ejemplo, no tardarían en deshacerse. Led Zeppelin o The Who sólo hacen reuniones especiales, U2 empieza a ser conocido.
Por otro lado, la tendencia New Romantic llega a su culminación poniendo en el escenario a varios de sus representantes: Adam Ant, Ultravox, Tears for Fears, Spandau Ballet, Boy George, Simple Minds o Duran Duran, entre ellos. A partir de ahí se irá difuminando para dar paso al synth pop, que domina el resto de la década.
El (doble) concierto de Live Aid tuvo un éxito rotundo (desde entonces se ha llevado a cabo otra versión, el Live 8), su repercusión alcanza los cientos de millones de espectadores en todo el orbe. Se recauda dinero para comprar comida y enviarla a los países mencionados para sufragar en algo la miseria.
Lo que sucedió con ello ahí, en esos países, ya es motivo de otra historia más truculenta, política. Lo que queda demostrado, sin embargo, es la capacidad del rock para unir esfuerzos por motivos sociales y humanitarios, el único género capaz de hacerlo.
En la cauda de aquel esfuerzo quedó esa canción navideña (de la que se han realizado versiones posteriores: en 1989 y 2004, y la que festejó recientemente los 30 años) que enseñó al mundo lo que un solo individuo y su voluntad son capaces de hacer; lo que un puñado de músicos en plan generoso pueden de realizar y finalmente la pública toma de conciencia sobre una realidad que no ha dejado de manifestarse a través de una pregunta simple: ¿Saben ellos que es Navidad?