RUBBER SOUL
PORTADA AL FUTURO
Por SERGIO MONSALVO C.
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Las innovaciones técnicas y el aprovechamiento de los procesos mecánicos son características del siglo XX, manifiestas en todas las artes reproductivas, del grabado a la serigrafía, del cartel y el comic a la publicidad y a la fotografía. Las artes gráficas han cobrado un poder y una fuerza que derivan del culto a la imagen como una forma non plus ultra de comunicación.
Las obras creadas así, son propuestas de preceptos. Son formas de conocimiento sobre la recepción y la retención de sensaciones que arrojan siempre luces distintas sobre el arte. Son, en resumen, el signo del estilo.
El diseño gráfico de los álbumes L.P., surgió en la década de los sesenta con la portada del disco Rubber Soul de los Beatles. A la postre, la psicodelia alimentó esta forma de arte con somas naturales y químicos y desató con ello el ejercicio de la imaginación a perpetuidad.
Rubber Soul fue “el primer álbum en presentar unos nuevos Beatles al mundo”, como se sabría con el tiempo. El productor George Martin concibió por entonces una nueva tesis, en la que se aplicaron los de Liverpool al cien por ciento, y que revolucionó el mundo de la experimentación en la cultura y en la música del rock.
Aquel productor y el grupo imaginaron los discos como obras de arte en sí mismas, integrales y más serias que los sencillos en los que hasta entonces los Beatles estaban especializados.
El título del álbum lo aportó Paul McCartney después de oír la expresión “plastic soul” en voz de un cantante negro de blues, en referencia a una manera muy poco auténtica de interpretar el género. Lennon confirmó luego este hecho en una entrevista, y se extendió sobre el significado: “Era solo un juego de palabras, una metáfora irónica sobre la elástica alma inglesa”.
(Por cierto, uno de los grandes cambios de perspectiva que ha experimentado la neurología en tiempos recientes es el de la plasticidad neuronal, que revela unas neuronas, y unos circuitos, capaces en ciertas condiciones de reconfigurarse en respuesta a las peculiaridades del mundo exterior, al aprendizaje de nuevas tareas, al daño y la patología. Hoy, estas cosas se consideran propiedad fundamental del cerebro: su plasticidad, maleabilidad y adaptabilidad a las cambiantes circunstancias del mundo. ¿Y si el cerebro hace eso, por qué el alma no?)
En el otoño de 1965, los Beatles tenían, pues, el resultado de una idea, un disco con un hilo conductor: música original compuesta para el mismo con todo el poder de la creatividad que poseían en ese momento. Un momento en que exigieron libertad creativa completa. De principio a fin, en todos los órdenes. Y eso incluyó tanto intimismo lírico como experimentación sonora.
Ahora sólo faltaba el remate: la portada, una que representara todo aquello y de una manera distinta. Una que fijara el estilo de manera gráfica. Tal era el reto para su fotógrafo de cabecera hasta esa época: Robert Freeman.
Freeman se había graduado en la Universidad de Cambridge en 1959 y durante los siguientes años estableció una reputación como colaborador del periódico Sunday Times y otras publicaciones. En 1963 había sido asignado para cubrir en Moscú el ascenso de Nikita Khruschev al Kremlin.
Asimismo la compañía Pirelli le había pedido la hechura de su primer (e icónico) calendario, con el cual obtuvo un gran éxito. Sin embargo, entre los conocedores gozaba de gran prestigio debido a las fotografías de John Coltrane y otros músicos, que había tomado durante el reciente festival de jazz de Londres.
Fueron éstas placas las que hicieron que los Beatles le exigieran a su mánager, Brian Epstein, que contactara con el fotógrafo para ver la posibilidad de trabajar juntos. Su colaboración se pudo palpar desde su disco debut –With The Beatles— hasta el recientemente editado de Help! y todo lo que sucedió en medio (la recopilación de toda su obra con el cuarteto se puede disfrutar en el libro The Beatles: A Private View)
Para Rubber Soul, Freeman había tomado algunas fotos del grupo en contrapicada en los alrededores de la casa de Lennon en Weybridge. Después, se las enseñó a éstos proyectadas en una gran cartulina, para simular cómo quedarían en la cubierta del álbum. Por efectos del calor, parte de la cartulina se dobló hacia atrás, lo cual hizo que la imagen se deformara alargándose. Los Beatles se entusiasmaron por el efecto causado y le pidieron a Freeman que la reprodujera así.
A su vez, la tipografía inconfundible del título de la portada fue diseñada en Londres por el director artístico Charles Front, quien fue solicitado para este trabajo por el propio Freeman. Front había ilustrado infinidad de libros para diversas editoriales, entre ellos algunos clásicos de la literatura británica como Never Say Macbeth, The Great White Whale, The Little Dressmaker y Carbonel & Calidor y su labor le fascinaba a Freeman.
Front se inspiró en el significado del título, Rubber Soul, e imaginó unas letras hinchables, en forma de un globo el que conforme se infla adquiere otra dimensión. Las dibujó a mano y plasmó en la esquina superior izquierda de la foto. Ni qué decir que el diseño fue aprobado inmediatamente.
Las letras del título del álbum, una vez impreso, aparecieron de la edición británica en color anaranjado, mientras que en la versión estadounidense estuvieron saturadas de un rico marrón chocolate o en un color más bien dorado, dependiendo del lugar donde se hubiera prensado la funda del disco.
La tipografía diseñada por Front fue muy imitada por la prensa underground y por otros artistas en tiempos subsecuentes. Lamentablemente nunca se le ha reconocido a Front como se debe su contribución original a esa vanguardia estética. Al uso de la letra para influir y fijar en la imaginería colectiva una obra magnífica y trascendente.
Las letras tipográficas, como se vio desde ese momento, no sólo servirían para transmitir información, sino también conocimientos y sensaciones.
La belleza de muchas de ellas (desde que Gutenberg inventó la imprenta, en 1450, se han creado más de 50.000 tipos diferentes), como las de este caso, es tal que a lo largo de la historia del género han sido motivo de inspiración para los creadores. Un repaso por la galería de las portadas desde entonces, daría cuenta de los hitos que han desarrollado este paraíso estético.
La tipografía es algo que se ve poco pero se percibe mucho. Siempre queda en el espectador lo que transmiten esas letras. Muchas de ellas auténticas obras de arte. Artistas plásticos como Charles Front han sido protagonistas de esta aportación del siglo XX.
(El rótulo original conteniendo tales letras fue subastado por la casa Bonhams en el 2007, con un precio de salida inicial de 10.000 libras esterlinas, después de que permaneciera olvidado en un cajón del ático de Front durante 42 años.)
Todo el arte del diseño discográfico se ha servido de ellas en sus composiciones. Las letras en sí han sido un tema o un personaje para tales artistas. Los juegos, los misterios, las claves ocultas o el puro disfrute entran en el arte de diseñar una portada de la mano de sorprendentes tipos de letra, como en Rubber Soul, cuyo lanzamiento lo cambió todo.
Rubber Soul fue el primer álbum de The Beatles en el que no aparecía el nombre del grupo en la portada, publicar un álbum así no era corriente en 1965. Los futuros álbumes de ellos tampoco lo hicieron, a excepción del álbum doble comúnmente llamado Álbum Blanco, que contiene sólo el nombre del grupo en relieve en su portada blanca.
A partir de Rubber Soul los diseñadores de portadas y portadillas no han discriminado ningún recurso técnico o gráfico y las más de las veces con una eficacia innegable. Han tratado con todos los movimientos, del clasicismo a la simplicidad, del uso consciente del espacio hasta la invención tipográfica.
En buena medida también, las actitudes de los músicos y los fans han promovido y alentado el humor, ingenio, esoterismo y experimentación de los diseñadores gráficos, y esto se ha convertido en uno de los aspectos descollantes de la cultura viva del rock, cuya única limitación es el espacio de 12 centímetros cuadrados del CD, o los 31 del aún vigente y vigoroso LP.
Lo primordial sigue siendo el estilo y la imagen, así como su asociación con la expresión musical. Sobre la base de la innovación casi febril se continúa experimentando y transformando esta vanguardia del diseño en nuestro tiempo. Efectivamente, todo cambió después de Rubber Soul.