ESPERANZA SPALDING
JAZZ DE NUEVA GENERACIÓN
Por SERGIO MONSALVO C.
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El jazz cerró uno de sus ciclos junto al siglo XX y abrió otro con el nuevo. En la reciente espiral ha aparecido la cantante, compositora y bajista Esperanza Spalding. Una joven maravilla entre cuyo bagaje se cuentan colaboraciones con Joe Lovano, Patti Austin, Stanley Clark, Mike Stern. M. Ward y Pat Metheny, antes de cumplir los 22 años.
Este último fue quien en su momento indujo a esta artista a integrar el pop, el jazz y la música académica en su música. “Eso cambió mi relación, mi perspectiva de manera radical y determinante”, ha dicho Spalding al respecto.
Las influencias más importantes en la música sincopada de hoy no proceden de sí misma; sin embargo, esta música posee la fuerza suficiente para asimilar dichas influencias y mantenerse fiel a su esencia. Dicho proceder ha sido muy productivo y siempre con un mundo nuevo por recorrer.
La autenticidad no se pierde, al contrario aumenta la interrelación de los sonidos. Con ello surgen nuevas categorías en el género y la positiva sensación de que las cosas, como debe ser, se encuentran en movimiento.
El jazz comenzó a cambiar desde los años cero y en el proceso de abrirse a otros estilos ha dejado de ser jazz, según los puristas, pero para los que no lo son tal manifestación ha expandido sus horizontes y es más jazz que nunca. En la música vivimos ya en el tiempo de las mezclas y fusiones. Nadie en su sano juicio saldría a batirse para defender la virginidad y pureza de ningún género.
La confrontación entre las músicas populares y académicas es ya una necedad y la presencia constante de unas en el campo de las otras ha redundado en una interrelación muy diferente y fructífera de la música en general. Oír la obra de Spalding, en este sentido, es brindarse la oportunidad de ensanchar tales referencias. Ella tiene sólo 29 años y es una de las realidades más contundentes del presente musical y una firme promesa de futuro.
Nació en Portland, Oregon, en 1984, dentro de una familia de escasos recursos, desitegrada por el abandono del padre. No obstante, aprendió de su madre, un sinfi?n de lecciones de constancia y rectitud. Aun asi?, y a pesar de contar con una figura materna, los an?os en la escuela no fueron fa?ciles para Esperanza, posei?a una capacidad intuitiva extraordinaria que no so?lo era una bendicio?n y una maldicio?n al mismo tiempo, sino que haci?a que chocara con los me?todos tradicionales de ensen?anza.
De pequen?a, adema?s, se vio obligada a permanecer un largo peri?odo de tiempo en casa a causa de una enfermedad, por lo cual recibió clases particulares durante buena parte de la escuela elemental. Con el tiempo, no supo adaptarse a los planteamientos de la escuela tradicional, y a la necesidad de aprender de memoria las lecciones.
“En cuanto descubri? lo que era estudiar en casa y ser autodidacta, me resulto? imposible volver a un entorno tradicional como aquel”, ha comentado. Sin embargo, lo que realmente lleno? la vida de Spalding en aquellos primeros an?os fue la mu?sica. A los cuatro an?os de edad, despue?s de ver al violonchelista cla?sico Yo-Yo Ma tocar en un programa de TV, se le abrió el mundo. Supo que queri?a hacer algo que tuviera que ver con la mu?sica. Empezó a verla como una aventura creativa.
En un an?o aprendió por su cuenta a tocar el violi?n lo suficiente para ganarse un lugar en la Sociedad de Mu?sica de Ca?mara de Oregon, una orquesta comunitaria abierta a mu?sicos de todas las edades, con la que estuvo una de?cada. Cuando cumplió los quince ya ocupaba el puesto de concertino.
Por aquel entonces tambie?n habi?a descubierto el contrabajo, y todos los caminos que, lejos del universo cla?sico, le abri?a aquel instrumento. De repente, tocar mu?sica cla?sica en una orquesta comunitaria dejo? de colmar sus espectativas. Al poco tiempo ya estaba tocando blues, funk, hip-hop y mil y un estilos distintos en el circuito local de clubes de su ciudad natal.
A los 16 an?os, provista del diploma que acreditaba su paso por la escuela secundaria y gracias a una beca, se matriculo? para un programa musical de la Universidad Estatal de Portland. Fue la contrabajista ma?s joven de aquel curso (también comenzó con el cello) y pronto mostró su talento y la experiencia que ya cargaba en ambos mundos musicales: el clásico y el popular.
El Berklee College of Music fue el lugar donde a la postre encajaron todas las piezas de su vida y donde empezaron a abri?rsele las puertas. Despue?s de trasladarse a la Costa Este de la Unión Americana y, tras los frene?ticos an?os de estudio, Spalding no so?lo consiguio? graduarse en la prestigiosa institución, sino que en el 2005, a los veinte años de edad, fue contratada como profesora, convirtie?ndose asi? en una de las docentes ma?s jóvenes en toda la historia de tal centro musical.
Ese an?o tambie?n fue premiada con la prestigiosa beca de la Boston Jazz Society por su extraordinario talento. Adema?s del tiempo dedicado al estudio y a la docencia, los an?os pasados en Berklee le sirvieron para tejer una fecunda red de contactos con artistas de renombre como el pianista Michel Camilo, el vibrafonista Dave Samuels, el bajista Stanley Clarke, el guitarrista Pat Metheny, la cantante Patti Austin y los saxofonistas Donald Harrison y Joe Lovano, entre otros.
Tras la sugerencia de Metheny, de amalgamar estilos, trató de satisfacer el deseo de unir la composición con la improvisación. Dos medios de expresión musical opuestos. Fue su meta estética y definición del jazz para el nuevo ciclo. Como forma y lenguaje hipermodernos, tan familiares y al mismo tiempo tan ignotos y rítmicos. Y siempre con el deseo de mostrar entre todo ello su propia melodía.
Así lo ha hecho desde su debut como solista en el 2006, con el disco Junjo, pasando por Esperanza (2008) y Chamber Music Society (2010), hasta el más reciente álbum Radio Music Society (2012).
En cuanto a estos dos últimos proyectos, Eperanza en un principio pensó en hacer un álbum doble. Pero finalmente optó por lanzarlos de manera separada. El primero (Chamber Music Society) es un disco con una exploración íntima y sutil de obras de cámara.
En el segundo (Radio Music Society), a su vez, los músicos de jazz exploran formas y melodías de canciones que se encuadran más bien en la línea de lo que definiríamos como “canciones pop”.
Esas son las dos cosas que en estos momentos realmente le interesa mostrar: diferentes enfoques para cada tipo de pieza. En el ámbito de la canción pop piensa en oyentes que no están familiarizados con el jazz, pero también indaga en las personas dentro de la comunidad jazzística que puedan interpretar mejor cada una de las ideas de ambos discos, durante las giras y las presentaciones.
En el escenario esta artista maneja con fluidez tanto lo íntimo como lo colectivo. Con un bello y transparente colorido vocal que revela su elegante estilo al utilizar las texturas y las densidades.
Spalding combina, asimismo, dicho estilo con el contrabajo (en el que muestra una soltura maestra), el bajo eléctrico (con el modelo Fender de Jaco Pastorius o el flamante Godine A-5), el cello y la vocalización, entretejiendo las voces con las notas en un atractivo tapiz jazzístico de nueva generación que se nutre de géneros adyacentes (funk, soul, folk, bossa nova, world music) para ganar en eclecticismo.
Su canto es del tipo clásico, con preferencia por las escalas agudas: expresivo y ligeramente mimoso, con un despliegue de cierta tristeza. Canta en portugués, inglés y español. Sabe improvisar y tiene swing, además de interpretar las letras con mucha delicadeza.
De igual forma ejerce su liderazgo (descentralizado) en el empeño en que todos los miembros de su grupo se luzcan dentro del proyecto que maneje. Spalding posee enormes recursos técnicos y de experiencia musical, al escucha le toca traducirlos en grandes emociones.