BABEL XXI # 128
SHE & HIM
LA CANDIDEZ COMO ARTE
Por SERGIO MONSALVO C.
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La vida en cierto sentido es aquello que sucede entre dos espacios de experiencia. Uno es el que va que va de la infancia hasta en fin de la juventud y estaría definida por el descubrimiento, por el encuentro con el mundo, sus habitantes, sus objetos y sus acciones.
Es una etapa que, en caso de tener que ser representada por algunas frases, sería por aquellas con las que saludamos el regalo de la permanente novedad que la vida tiene a bien ofrecernos en esos años: “Es la primera vez que…”. “Nunca antes me había ocurrido esto”. “Jamás había sentido…”. “Ignoraba que existiera gente así…”, etcétera. Las palabras que definirían esto, sin cínicos afanes peyorativos, serían entonces: inocencia, candidez, ingenuidad y otras semejantes.
La otra franja, en la que uno se adentra de forma inexorable con la edad, tras la adultez, tiene el signo opuesto: el de la despedida (tema que puede ser objeto de otra historia).
En efecto, entre el descubrimiento y la despedida se entreteje, por decilo de algún modo, nuestra experiencia existencial. Ahí actúa de manera misteriosa uno de sus hilos componentes, el concepto y la emoción que muchas veces la sostienen y explican: el amor.
Lo que verdaderamente pone en tela de juicio de manera severa la imagen de las dos orillas de experiencia mencionadas y, en consecuencia, de la vida como travesía en el caudaloso cauce que separa la una de la otra, es la irrupción en ella de tal sentimiento.
Cuando eso pasa, ambas calidades de experiencia parecen anudarse de manera tan íntima y mágica que en ocasiones puede dar la impresión de que se hubieran fundido en una sola. Y finalmente, tanto al principio como al final, será la inocencia, la candidez o la ingenuidad con las que se adentre en dicho estado, las que se impongan en la experiencia de vida.
Uno de los ejemplos más cristalinos, en ese sentido, dentro de la música popular contemporánea es el dúo She & Him, formado por Zooey Deschanel y Matthew M. Ward. Ambos con un amplio bagaje artístico en diversas disciplinas (cine, en el caso de ella; el género indie, en el de él).
Para interpretar la cuestión amorosa una vez unidos en dicho dúo, She & Him (nombre tan sencillo como su propuesta), se decantaron por la visión de ella y, en cierto modo, por su personalidad e imagen cinematográfica: la joven candorosa siempre sorprendida por las manifestaciones de la vida y del amor, y que ella tan bien proyecta con esos grandes, redondos y hermosos ojos verdes y la mirada cándida que emiten, con brillo y plenitud.
Él, un tipo sensible, seguramente captó todo eso y se ha consagrado a musicalizar de la manera más condensada posible las letras que ella escribe. El músico pliega su ego ante el reto de tal postura estética. El resultado es tan fascinante como la mirada de ella y tan fino, como un bisturí, en la orquestación de él.
Ese es el hilo secreto que vincula todas sus canciones hasta la fecha (en álbumes seriados). O tal vez sería mejor decir que una misma y profunda perplejidad parece haber impulsado a este par para escribirlas y musicalisarlas.
Lo que parece unirlos (tanto a estos intérpretes como a sus discos) es la cuestión acerca de cómo puede ser que esa situación, que la mayor parte de los seres humanos asocia a la intensidad que colma por completo el anhelo de felicidad que nos atraviesa (con el amor), resulte al mismo tiempo la experiencia que más hondamente nos puede hacer sufrir, la que puede originar en nosotros la más profunda pena, la que en ocasiones nos deja abatidos en una tristeza sin consuelo.
El sabor dulce de los temas de She & Him, el que da forma explícita a la ambivalencia de tal sentimiento (a tal punto que incluso está presente en las piezas que versionan), plantea tal situación y la expone, por supuesto, con la solvencia y agudeza que caracterizan a la autora de las letras hasta el momento.
Adentrarse en los recovecos de lo amoroso (desde la perspectiva de la ilusión romántica hasta llegar a la duda, el resentimiento o el desamor) con la música que ellos interpretan (indie pop o folk y country alternativo), es una forma de proyectar lo inteligible sobre ese acontecer humano.
Es aplicarse a una descripción casi fenomenológica de las reflexiones y pensamientos sobre el enamoramiento, en una lectura musical comparada con las ideas filosóficas respectivas entre Leibnitz y Voltaire. Este es un pop de alta calidad, pues, con un poso de inteligencia muy poco frecuente en dicho ámbito.
No son fáciles para el amor los tiempos que nos ha tocado vivir. De ahí que deba aplaudirse con entusiasmo y con toda la sorpresa que la ingenuidad (o el engaño sobre ella) le permitan a cada quien, los cantos que este dúo grabe para hacernos regodear en esa experiencia de madura candidez.