ROCK & ROLL
UN MUERTO MUY SALUDABLE
por SERGIO MONSALVO C.
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Nada hay más insufrible que un tópico reiterado. El lugar común que cada determinado tiempo vuelve a circular para tratar de convencer de alguna necedad, a base de repetición, lo que se ha escuchado por ahí, sin sostén alguno, como si fuera el gran descubrimiento y con una actitud beligerante.
Eso es lo que hacen los nuevos predicadores sobre la música (de cualquier edad, joven, maduro o viejo) que buscan dividir maniqueamente la escucha de todos, por la sencilla razón de que ahora pueden opinar sobre cualquier cosa sin base alguna (académica, empírica, científica o social), escudándose en el anonimato y la difusión que provee la Red.
A partir de los usos generalizados de ésta se ha desplegado recientemente una ola “misionera y pastoral” para convertir el gran oráculo del mundo virtual en una enorme negación: “El Rock & Roll ha muerto”, y son otras músicas u otros tiempos los que deben valer, según ellos.
Postura que además de renegar de dicha música la quiere enterrar. Lo más patético es que semejantes desvaríos provengan de edades pubertas o apenas remontadas.
Sin embargo, ejemplos de esto los podemos encontrar a lo largo de la historia del género. Sin detenerme mucho podría hablar de las distintas «muertes» que le han sentenciado: “A esta porquería de música llamada rock and roll no le doy ni cinco años de vida«, dijo un Frank Sinatra furioso en los años cincuenta.
Otras tantas premoniciones: tras la desaparición de Buddy Holly en un accidente de avión; luego de la conversión religiosa de Little Richard; después del reclutamiento de Elvis Presley; de la separación de los Beatles; de la anulación del hippismo; con el asesinato de John Lennon; con Cat Stevens enrolado en el islamismo; en plena efervescencia de la música Disco; con el surgimiento del punk, de la new wave, con el suicidio de Kurt Cobain, con la emergente música techno y escena electrónica, etc., etc.
“No creo que el rock and roll vaya a morir alguna vez por completo. Tendrían que hacer algo extraordinariamente bueno que tomara su lugar y eso está por verse”: Elvis Presley
Los profetas y gurús de todos estos apocalipsis aparecen y desaparecen, escriben, cantan o peroran sobre lo mismo: el desceso del rock & roll (el clásico, el de toda la vida). Las causas, según ellos: la comercialización, la pérdida de los conceptos primigenios y de adalides que los sostengan, el desface genérico o el vano argumento de que “no es lo cool”
El rock ha muerto, sí, pero de risa ante tanta necedad, ignorancia supina, incapacidad analítica, desconocimiento histórico y pobre escucha.
Finalmente las causas de la apostasía de estos trolls cibernéticos son que en un momento dado, echados sobre sus laureles trendy, hacen (comentarios) y deshacen (foros) sin la preocupación de mantenerse al tanto de nada (oír un disco completo o leer más de 140 caracteres es algo impensable para estos analfabetas disfuncionles).
Les sucede lo que a la liebre de aquella moraleja de la que no tienen referencia.
La evolución de la música nunca termina y ellos ya están desfasados al mantener tales (pre)juicios. Ante el hecho, en lugar de ponerse al día, estudiar, escuchar, observar, aprender, alcanzar el paso del desarrollo, prefieren ociosamente denostar todo aquello que no comprenden.
Siempre es más fácil decretar la muerte de lo extraño que el trabajo por entenderlo.
Quienes suscriben tal fallecimiento no saben por enede que el rock and roll aunque moldeado por fuerzas populares no equivale a ellas; que es de la propia música y de su ubicuidad espacio-temporal omnipresente de donde el intérprete y el seguidor sacan su fuerza.
El género, como cualquier forma de cultura viva, va desarrollándose porque el valor de los viejos modelos se desgasta y debe volver a interpretarse (y hasta ser superado) por los nuevos. La dirección en que lo haga tiene también, a todas luces, motivos socioculturales.
La complejidad social ha ido en aumento, al igual que los cambios que se presentan en ella debido a la fragmentación de la realidad propiciada por la tecnología. Dichas transformaciones significan la desestabilización de las formas musicales y de pensamiento; la reordenanza de la información en contacto con los nuevos saberes, que confluyen en nuevas agrupaciones y ramificaciones.
La verdad pura: en cada disco o concierto de rock and roll del presente se puede ver y escuchar su pasado, pero también algo más: su futuro.
Este género fundacional, en la era hipermoderna y por su inherente razón de ser, no se evade de lo aprendido pero por su propia genética asimila en forma constante las visiones que los nuevos grupos traen consigo (no en balde más de 60 años de él).
Y tan pronto como estas visiones se vuelven comunes por el uso y abuso, se distancia de ellas con otros maduros retoños, al igual que el proceso social o biológico, bajo el mismo signo y nombre: rock & roll, a pesar de que algunos despistados lo «maten» a cada rato.
“Si grita pidiendo la verdad en lugar de auxilio; si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer; si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para remediarlo, entonces es rock and roll”: Pete Townshend
A quienes creen que los géneros musicales se agotan tras su época de oro o que el rock and roll es un tema estrictamente generacional debido a la edad, lamento decirles que su problema es de personalidad, no musical.
Quizá ya no haya emoción ni sorpresa para aquellos que han vivido las diversas edades doradas del género y lo que suena hoy les puede parecer banal, pero actualmente hay millones de pre y adolescentes que están descubriendo el rock and roll ahora mismo y alucinan ante sus posibilidades. El jovencito que llega al rock and roll por primera vez lo descubre con oídos frescos y se maravilla ante él.
Al viejo rockero que prefiere por quedarse tan sólo con sus oldies rumiando que toda época pasada fue mejor, lo que le puede ocurrir es que le pasarán inadvertidos grupos que lo hubieran podido maravillar, a su vez.
Porque como dijera el gran Bruce Springsteen al respecto: “El rock and roll nunca fue ni ha sido un hobby para mí, sino una fuerte y potente razón para vivir, en todas las épocas”.
El apoyo musical de este programa estuvo sustentado con piezas de rock and roll, grabadas en lo que va de la segunda década del siglo XXI por músicos entre los 17 y los 75 años de edad.
Este es mi episodio favorito de todos los que ofrece este podcast! Creo que es tan furioso, potente y enérgico. Gracias por este contenido tan especial!